que no bendigo por el temor de cometer un yerro,
a un amigo meloso como un perro
y aun perro tan leal como un amigo.
Aunque contento de los dos, un día iracundo y
demente, a mi perro azoté con cobardía,
injustamente, con pretexto vano
pero el noble animal humildemente se echó a mis pies
y me lamió la mano.
Poco tiempo después el buen amigo,
un favor me pidó grande y rogado
que demandaba afecto, estudio y calma.
Lo concedí, más no bien otorgado
se alzó en mi contra y me mordió en el alma.
Desde entonces, acá Dios es testigo
que siempre cauto mi opinión encierro;
y con gusto o con ira a nadie digo:
ni amigo por respeto hacia aquel perro,
ni perro por no honrar a aquel amigo.
ANONIMO.
Para todos los amigos especiales que olvidan el veradero valor de la amistad.
Pero por sobre todas las cosas con mucho, mucho amor a todos los perritos que aman de forma incondicional y si prejuicios; especialmente a mis 6 cachorros French poodle, que son mi mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario